''¿Qué hiciste para provocarlos?''
''¿Fue tu culpa por tomar algo esa noche?''
''¿Y si es tan malo, por qué sigues ahí?''
Estas frases, reflejan una mentalidad de culpa hacia la persona sobreviviente, en lugar de centrarse en la verdadera causa: el abuso en sí.
Cuando amistades, colegas o familiares responden de esta manera, implícitamente sugieren que la persona afectada "hizo algo para merecer" la violencia, generando confusión, aislamiento y dificultades para sanar. Este tipo de actitudes no solo impactan de forma personal, sino que también fortalecen una cultura de impunidad, disminuyendo la probabilidad de que el sobreviviente reciba apoyo y debilitando los sistemas de justicia.
Para combatir esta cultura de culpabilización, aquí te compartimos algunas prácticas que puedes adoptar. Desde un cambio en nuestra forma de pensar hasta un apoyo activo a las personas sobrevivientes, todos podemos contribuir a construir una sociedad más empática y responsable.
1. Cree y reconoce su experiencia
Compartir una historia de abuso es un acto de valentía y confianza. Cuando alguien decide contarte una experiencia de violencia, préstales tu apoyo: escucha y cree en su relato. No es necesario que tengas la respuesta perfecta o el consejo adecuado en ese momento; lo esencial es ofrecerles tu atención y validar su experiencia.
Qué decir:
"Gracias por confiar en mí para contarlo."
"Te creo y estoy aquí para escucharte."
Qué NO decir:
"¿Estás segura de que fue así?" o "No creo que sea para tanto."
"Tal vez malinterpretaste la situación."
2. Reafirma que no es su culpa
A veces, la persona sobreviviente puede llegar a pensar que es responsable de lo que sucedió. Esto se debe en gran parte a las normas sociales que tienden a culpar a quien sufre el abuso en lugar de al agresor. Escúchales atentamente y, en la medida de lo posible, refuérzales que el abuso no es su culpa.
Qué decir:
"Lo que sucedió no es tu culpa. Nadie merece ser tratado así."
"El único responsable de la violencia es quien la ejerce."
Qué NO decir:
"¿Por qué no te alejaste antes?" o "¿Por qué no dijiste algo?"
"Bueno, algo habrás hecho para provocarlo."
3. Evita preguntas que sugieran responsabilidad
En lugar de indagar sobre los detalles o las circunstancias del abuso, ofrece empatía y comprensión sin cuestionar ni juzgar. Por ejemplo, si alguien comparte que su pareja dañó su teléfono en un ataque de ira, evita preguntar qué ocurrió antes. En su lugar, dile algo como: "Siento mucho que hayas tenido que pasar por esto; nadie merece ser tratado así".
4. Usa momentos de aprendizaje
Si notas que personas a tu alrededor comienzan a cuestionar a quien ha sufrido el abuso, esta es una oportunidad para intervenir. Con empatía, explícale a tu grupo la importancia de no desviar la responsabilidad de la violencia hacia quien la sufre y enfocar la responsabilidad en quien la ejerce. Si no sabes cómo iniciar la conversación, considera abordar algunos de los mitos más comunes sobre la violencia en las relaciones.
5. Reconoce la responsabilidad total del agresor
La única persona responsable de un acto de abuso es quien lo comete. No hay decisiones que la persona sobreviviente pudiera haber tomado para evitar que ocurriera; esa responsabilidad recae únicamente en quien eligió violentar. Si alguna vez encuentras razones en tu mente que justifican las acciones del agresor, recuérdate que nada más que la propia decisión del agresor hubiera cambiado el resultado.
Desafiar la cultura de la culpabilización es fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa y segura. Aunque el cambio no suceda de inmediato, podemos contribuir al bienestar colectivo respondiendo a estos relatos de manera que fortalezca y empodere a las personas sobrevivientes, permitiéndoles contar sus experiencias sin miedo.
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