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Foto del escritorPsic. Carolina Salazar

4 Formas de empoderarte en cada relación sabiendo poner límites.


Todo el mundo merece tener relaciones sanas. Pero las relaciones saludables no ocurren por sí solas, sino que se construyen con el tiempo, y cada participante da forma activamente a una dinámica que es saludable o no saludable. ¿Qué determina en gran medida la calidad de la relación? Los comportamientos de cada persona.

Desafortunadamente, a pocos de nosotrxs se nos enseña como practicar comportamientos saludables en las relaciones interpersonales de la misma manera que se nos enseña abiertamente cómo conducir un automóvil o practicar sexo seguro. Ésta falta de conocimiento nos deja vulnerables a quedar atrapados en relaciones poco saludables, algo que puede suceder sin que nos demos cuenta conscientemente.

La buena noticia es que los comportamientos poco saludables se pueden aprender y practicar a cualquier edad, en cualquier relación, ya sea con nuestrx amix, pareja, novix o familiar. Y no tienes que revisar completamente tu vida para ver mejoras. Dar incluso el paso más pequeño para empoderarte en tu relación puede tener un gran impacto en la creación de una dinámica más saludable. Aquí hay cuatro formas sencillas en las que puedes comenzar a practicar comportamientos saludables en tus relaciones hoy.


1. Di “NO” sin disculpas.


Decir “No” a alguien que te importa no es fácil, sobre todo si tiendes a rehuir el conflicto y a mantener la paz siendo demasiado agradable. Impulsados por la necesidad de buscar aprobación y evitar la confrontación, las personas complacientes a menudo hacen todo lo posible para mantener su imagen de niña buena o niño bueno y evitar etiquetas desagradables como “grosero” o “egoísta”.

Desafortunadamente, minimizar constantemente sus propias necesidades a favor de satisfacer las necesidades de los demás tiene efectos perjudiciales en su bienestar personal y en el de sus relaciones. Te conviertes en un felpudo para que otros caminen por todas partes. Los sentimientos negativos de resentimientos, ira, impotencia y frustración burbujean bajo la superficie de las relaciones, sin ser reconocidos hasta que se desbordan. Con el tiempo, complacer a la gente también puede prepararte como objetivo para tácticas de manipulación más peligrosas si alguien con intenciones dañinas ve que puede torcerte el brazo para obtener lo que quiere. En tales casos, a medida que avanza su relación, es probable que vea que las “pequeñas” solicitudes se convierten en demandas con apuestas cada vez más altas.

En una relación sana, ambas partes deben sentir que sus necesidades son reconocidas, valoradas y atendidas. Nunca debe ser unilateral, donde una persona siempre cede, y nunca debes sentirte obligadx a decir “SI” cuando realmente quieres decir “NO”, especialmente cuando hacerlo entra en un conflicto con tus necesidades o valores.

Así que presten atención a todos los que complacen a la gente: está bien decir “No”. Rasca eso, está más que bien, es saludable decir “No”. Decir “No” no te convierte en una mala persona. Lo que significa es que te respetas lo suficiente como para honrar tus propias necesidades, límites y prioridades. Ésta muestra de respeto por unx mismx es una señal poderosa para que los demás te traten con el respeto que sabes que mereces y es un comportamiento que ayuda a allanar el camino para una dinámica de relación saludable.

¿Cómo puedes empezar a decir “NO”? Primero, date tiempo para procesar una solicitud. Retrasar la decisión, ya sea por una hora o una semana, con un “me pondré en contacto contigo” o “déjame comprobarlo” elimina la urgencia de la situación en la que podrías sentirte presionado a responder “Si” en el acto. También te da tiempo para ponerte en contacto con tus propias necesidades, así como con ese instinto “Visceral” a veces esquivo, asegurándote de que consideres lo que es mejor para ti.

Si estás listx para responder con un “No”, es útil ensayar algunas declaraciones de antemano en caso de que te pongas nervioso o se te trabe la lengua; por ejemplo, “desafortunadamente, eso no funciona para mí” o “Lo he pensado mucho y no voy a poder hacerlo”, o simplemente “No, no estoy disponible”.

Si bien, podrías ofrecer una razón por la que estás rechazando debes saber que NO tienes que hacerlo en absoluto. Un simple “No” es suficiente, así que trata de resistir la tentación de explicar demasiado o agregar “lo siento” al principio o al final de tu respuesta. Es una fuerza de hábito para muchxs de nosotrxs, pero realmente, ¿Por qué deberías disculparte por ocuparte de tus propias necesidades? Ya que no deberías.


2. Toma una decisión y hazte cargo de ella.


Estar demasiado de acuerdo con la toma de decisiones, específicamente dejar que otras personas tomen decisiones por ti, también puede preparar el escenario para que florezcan relaciones poco saludables. Así como ceder a pequeños favores puede parecer inofensivo, delegar decisiones menores como decidir qué película ver también puede parecer intrascendente. Podrías pensar, “realmente no me importa, así que dejaré que otra persona decida”.

El desafío ocurre cuando comienzas a delegar decisiones habitualmente, estableciendo precedentes y abriendo la puerta a posibles manipulaciones y abusos. Por ejemplo, digamos que siempre terminas dejando que tu amix elija la película para tu noche de cine semanal. Eventualmente, tu amix deja de preguntarte y toma la decisión por su cuenta. Entonces, un día, su novix aparece en tu noche de cine y tu amix te explica que pensó que no sería un gran problema ya que eres tan relajadx, ni siquiera te importa qué película ves. Y aunque te molesta que esté arruinando tu tiempo de mejor amix, le dejas pasar porque eres muy tolerante. ¿No es así?.

Aquí tu amix usó tu comportamiento en un área (elegir una película) y lo extrapoló a otra situación (quién podría unirse a tu noche de cine) y asumió que reaccionarías de la misma manera (dejándola decidir sin la oportunidad de opinar). Incluso en éste ejemplo bastante inocente, está claro cómo dar constantemente a otra persona el control sobre las decisiones tiene el potencial de establecer expectativas poco saludables y crear presión para responder de la misma manera, incluso cuando las circunstancias son diferentes.

En las relaciones sanas, una persona no debe tomar todas las decisiones; Incluso si ha sido así en el pasado, siempre tienes la capacidad y el derecho de cambiarlo. Es posible que ocurran algunos desafíos saludables, especialmente si estás saliendo de un papel muy pasivo y volviéndote asertivo. Por ejemplo, si eliges la película de ésta semana, tu amix podría expresar una decepción saludable como “Ah, ya me mentalicé sobre esa otra película”. “Es decepcionante que no vayamos a verla”.

Sin embargo, tenga cuidado con cualquier resistencia en forma de culpa, sentimiento de culpa o castigo, que son signos de una relación poco saludable. Por ejemplo; “Dedique mucho tiempo a planear ésta noche y ahora la arruinaste por completo” o “Ya no quiero ir”. “En su lugar, voy a pasar el rato con mi otro amix”. Nunca se le debe hacer sentir mal por afirmar su opinión de una manera saludable.

Las decisiones más insignificantes pueden ser más fáciles de entregar a otra persona, pero esas decisiones son en realidad grandes oportunidades para practicar ser más asertivo porque lo que está en juego es muy bajo.

Un amix, novix, pareja o familiar que te apoye escuchará y respetará tu opinión.

Así que la próxima vez que surja una pequeña decisión, no la pases por alto, toma la decisión. Incluso si no resulta genial, por ejemplo; la película que eliges es un fracaso, comenzaras a desarrollar un nuevo sentido de empoderamiento que puedes trasladar a decisiones más grandes e importantes cuando surjan.


3. Habla cuando algo te moleste.


En la relaciones de todo tipo, no dejes que las cosas “pequeñas” se te escapen cuando te molesten. Hacerlo representa el mismo peligro potencial que diferir las pequeñas decisiones a otra persona: es una pendiente bastante resbaladiza que puede moverse sin ser detectada a un territorio poco saludable cuando no hablar se convierte en un hábito del que otra persona puede aprovecharse.

Una gran razón por la que las personas no hablan cuando las cosas pequeñas les molestan es porque, bueno, son pequeñas y cuestionan su derecho a estar molestos por una situación que parece trivial.

Si, después de que alguien con quien tienes una relación hace algo que te hace sentir mal y te encuentras tratando de explicar tu respuesta emocional con una declaración como; “Se que no debería estar enojadx/molestx/heridx/celosx, (Completa la emoción)”… ¡ALTO AHÍ!

Tienes todo el derecho a sentir cualquier sentimiento que surja, ésto es algo que está más allá de tu control o el de cualquier otra persona. No existe una respuesta emocional única para todes cuando se trata de lidiar con una situación determinada. Cualquier emoción negativa que sientas es válida y una clara señal para ti de que necesitas algo que no estás recibiendo.

Cuando éstas emociones surgen en una relación, es una oportunidad para discutir las necesidades y los límites con la otra persona. Trata de abordar el tema de una manera que no culpe para que la otra persona no se sienta atacada o se ponga a la defensiva. Por ejemplo; “Sentí (inserte la emoción negativa) cuando (inserte su acción o motivo que causo la emoción)”. Abordar regularmente las cosas pequeñas ayuda a promover una práctica de apertura y comunicación dentro de una relación (de cualquier tipo) y puede darte la confianza y el marco para abordar problemas más grandes en el futuro.


4. Ríete de tus imperfecciones.


Todo el mundo comete errores, tiene inseguridades o algún defecto que desearía poder hacer desaparecer mágicamente. Es parte del ser humano. Y cualquiera que quiera manipularnos, ya sea en forma de amix, pareja, novix, compañerx o familiar, olfateará nuestros mayores miedos y debilidades y por ende tratará de usarlos en nuestra contra.

Si bien tu pensamiento inicial podría ser ocultar imperfecciones del mundo, lo mejor que puedes hacer es poseerlas con orgullo (nada como poseer esa imperfección, ¿verdad?). Tomar a la ligera abiertamente tus defectos los hace menos significativos y le quita munición poderosa a cualquiera que intente usarlos para lastimarte, manipularte o controlarte.

Reírte de tus propias imperfecciones también comunica a los demás que te aceptas tal y como eres y esperas que ellxs hagan lo mismo. Es como decir; “¡Aquí estoy, tómalo o déjalo”!. La vulnerabilidad es aterradora, pero una pareja, novix, amigx, compañerx o familiar sanos te aceptarán y te amarán incondicionalmente con defectos y todo.

Todas las relaciones, incluso las que ya son saludables, requieren un trabajo activo para llegar y mantenerse así. La belleza de éstos cuatro comportamientos es que puedes incorporarlos a tus relaciones existente de una forma inmediata, sobre todo en éstas temporadas navideñas. Y créeme… no te dejes engañar por su simplicidad: cambiar el comportamiento de uno es increíblemente difícil y es probable que incluso el paso más pequeño te resulte desafiante. Ten en cuenta que el cambio duradero no ocurrirá de la noche a la mañana, así que se amable contigo mismx mientras aprendes y tómate el tiempo para celebrar tus pequeñas victorias en el camino. Con la práctica, te sentirás más empoderado y mejor equipado para liderar relaciones saludables con los demás, sobre todo, contigo mismx…!




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